¿Divinas o Satánicas?
De acuerdo a la Biblia, palabra de Dios, las apariciones de la “mujer del cielo” no es la misma María de la Biblia. Toda la evidencia apunto a aquel ángel caído que se viste de luz – (Satanás, Satán Luzbel, Lucifer, Belcebú, Príncipe de la Tinieblas, el Malo, demonio, el tentador, el de los cuernos, la bestia…; o, simplemente, el enemigo) para seguir engañando a gran parte de la humanidad.
De acuerdo con las 4 apariciones más famosas como Fatima, Lourdes, Guadalupe y Medugorje, han existido más de 120 apariciones que aún el mismo Vaticano y las autoridades Romanas – Iglesia Católica – no tienen nada que ver con ellas. La misma Biblia no enseña que Dios enviará a María en los últimos días, solamente enviaría a un representante a éste mundo en su nombre. El único autorizado en hablarle al hombre y revelarles las verdades de Dios es el Espíritu Santo y no, ninguna aparición, porque escrito está, de que el hombre debe de vivir por la palabra de Dios.
Esto se refiere Pablo cuando dice que “cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador” ( Romanos 1.25).
Para el pastor evangélico Meter Warner la Iglesia Católica se ha establecido, ha absorbido algo de los cultos y prácticas idolátricas de los pueblos que ella pretendía evangelizar. Desde los egipcios adoptó la adoración a Isis, la diosa madre del dios Hoarus y la reina de los cielos – dioses paganos y regencia a la adoración a Satanás -. Este culto es como el que hoy se le tributa a la Virgen María.
Las hay de diferentes nombres, tamaños y colores, como también de formas. Por nombrar algunas de las más famosas, mencionemos la de Iratí, la de Fátima, la de Luján, la de Caacupé, la de Guadalupe, la del Carmen, la del Cobre, la de Warszawa, la Del Valle, la de Czestochova, la de Aparecida, la de Zebrzydozka, la del Rosario, entre otras, que aparecen en todas partes como para alentar la fe del pueblo que las venera.
De esta manera, el diablo se viste como ángel de luz para distraer y confundir a las multitudes. Pero el apóstol Pablo advierte que nadie nos debe engañar. Y dice con énfasis: “Mirad que nadie nos engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo (Colosenses 2.8).
“No hay otro hombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos, más que el de Jesús (véase Hechos 4.12).Uno de los pecados que más rechaza nuestro Dios, es la idolatría.
La razón es que éste pecado en particular trae maldiciones sobre individuos, ciudades y naciones de una forma tan grande que aún su efecto cae sobre las generaciones venideras.
La Biblia es clara en que la idolatría es el pecado que Dios más aborrece. No es casual que los primeros dos mandamientos dados a Moisés hablen acerca de esto y sus consecuencias sobre el pueblo.“Entonces les dije: cada uno eche de sí las abominaciones de delante de sus ojos, y no os contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo soy Jehová vuestro Dios. Más ellos se rebelaron contra mí, y no quisieron obedecerme; no echó de sí cada uno las abominaciones de delante de sus ojos, ni dejaron los ídolos de Egipto: y dije que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en medio de la tierra de Egipto. Antes dije en el desierto a sus hijos: No andéis en los estatutos de vuestros padres, ni guardéis sus leyes, no os contaminéis con sus ídolos”. Ez. 20.7-8;18.
Debido a que Él es un Dios que no quiere que ninguno perezca (2P. 3:9), la hipótesis es que su aborrecimiento de la Reina del Cielo se debe a que ella es el principado demoníaco bajo Satanás, más responsable de mantener a los incrédulos en la oscuridad espiritual. Bien podría ser que actualmente hay más personas en el infierno debido a la influencia de la Reina del Cielo, que por cualquier otra influencia espiritual”.